

Argumento
La vida de un Cardenal de la Iglesia Católica desde que entra en el Seminario Menor hasta que alcanza el objeto de su ambición: el capelo cardenalicio.
Ya adolescente y en la llegada a la casa de sus padres para pasar las vacaciones de verano, conoce a la chiquilla que apenas ha entrado a trabajar como sirvienta en ella un par de semanas antes. Verla y desearla. Gustarle o enamorarse. Todo es uno.
Desde aquél día Lucía, tal es el nombre de la muchacha, no sale de la cabeza del seminarista.
Año tras año, vacación tras vacación, la pasión crece y se desborda, hasta llegar a la violación.
Conseguida la ordenación sacerdotal, y para no perderla, sigue el consejo de su obispo: -hazla profesar, que tome los hábitos que quiera y, tras un años, que pasa pronto, yo te la traigo se asistenta personal al Palacio arzobispal-.
Así, de esta manera, tiene su carrera sacerdotal y la carne.
Llega a Cardenal y una noche, tras hacer el amor con ella, duerme bajo los efectos de la pastilla que, cada noche, le lleva sor Lucía. Queda dormido profundamente. Y en su sueño ve su propia muerte, sus exequias y, lo peor, presencia su propio Juicio Final.
Aterrador.
Relato que pone frente al lector todos aquellos dilemas de cielo, infierno, Dios, Satanás, libre albedrío o predestinación, lujuria, amor, egoísmo, caridad…
Además del erotismo que emana de la relación entre el cardenal y la monja, la descripción del Juicio, de la eternidad, del demonio, etc. hace que la novela se lea de un tirón.
Se pone sobre la mesa multitud de preguntas y cuestiones de índole moral y teológica, pero no se aporta ninguna solución. Que cada cual se responda a sí mismo…